
Esta idea responde al problema de las baterías actuales en los coches ecológicos, que si bien funcionan con baterías solares (estos son los menos y suelen ser prototipos) o con baterías eléctricas (los más y ya al alcance del público en general) estos acaban teniendo un peso total (una tara) muy alta debida a la carga que suponen las propias baterías, y por ende, acaban mermando la propia duración de éstas por tener que emplear una mayor potencia en mover el vehículo. Mientras muchas compañías se centran en intentar aligerar el peso y aumentar la duración, Volvo juntamente con Imperial College están trabajando en un concepto que fabricaría toda la estructura del coche con una combinación de fibras de carbono y resina de polímero que facilitaría no sólo la ubicación de las baterías -distribuyendolas por todo el vehículo- sino que reduciría el peso total hasta en un 15 por ciento.
Señalan que esta tecnología tiene aún un largo camino por delante de cara a poblar las calles, pero su estudio y desarrollo lleva ya un largo camino recorrido convirtiéndose en una futura opción a tener en cuenta. Aunque la capacidad de carga y el rendimiento energético de las actuales baterías y del concepto de Volvo es muy similar, las ventajas de la tecnología de Volvo e Imperial College son que el dispositivo físico final que almacene energía, gracias a la combinación de sus materiales puede ser moldeable, tanto como para como comentamos camuflarse en toda la estructura del coche. Lo más interesante de esto y aplicable a los gadgets más caseros es cómo se podría aplicar a estos aumentando así la duración de nuestros dispositivos reduciendo a su vez el peso. Aún quedan años, pero iniciativas como esta hoy en día cobran un gran valor para los medios por su valor ecológico, y es por eso que la Unión Europea se volcará en este proyecto conayudas para financiar este gran proyecto.
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